MARTA TEIXIDOR / Crítico de Arte ( AECA )

A Manuela Iglesias le gusta el retrato. Lo concibe como una adoración perpetua a la diosa Psique, llevada al Olimpo de los dioses griegos gracias a Eros, aunque por todos es conocido que, en la antigua Grecia este término designaba la fuerza vital del individuo, unida a su cuerpo en vida, y liberada tras la muerte; es decir, el Alma.

A través de rostros de conocidos actores y actrices de cine puede observarse una técnica depurada, precisión en la pincelada, trazo firme y pulcro en el dibujo. Composiciones realizadas al milímetro, observadas cientos de veces y expresadas con meticulosidad exquisita,  cediendo al espectador la posibilidad de realizar un análisis profundo físico y psicológico, algo que la imagen cinematográfica no permite observar, pero sí el retrato al óleo.

Manuela Iglesias – aunque todos la conocemos por Manoli, pero su arte bien merece que en esta web la llamemos por su nombre, no por su diminutivo – lleva pintando desde el año 2001. Los trabajos que exhibe son una pequeña muestra de los que ha realizado a grafito y carboncillo a partir de esa fecha.

Nacida en Murcia, su gran ilusión fue realizar Bellas Artes, pero no pudo ser. No importa. La base académica indiscutible de la Historia del Arte, carrera que sí pudo cursar, es más que suficiente; le facilita una autocrítica implacable, mientras busca la Belleza a través de la Excelsitud.

Bodegones y paisajes han ocupado también su tiempo artístico, y se defiende a la perfección con el pastel, los lápices, las acuarelas, el carboncillo, y actualmente,  gracias al profesor Carlos Callizo de la Universidad de Murcia, trabaja el acrílico, por rapidez en la ejecución y la menor toxicidad con respecto al óleo, aunque no lo ha abandonado en absoluto. 

Se preocupa por el dibujo, la composición y el color, decantándose por los colores fuertes. Sus fetiches son el rojo y el azul. La pasión, la energía, la fuerza, y la resolución, estimulando la acción, la actividad, el amor, el vigor y el poder creativo, en combinación con el quinto color del arco iris: el azul de talante masculino y frío, que simboliza el aire, agua, transmitiendo a su vez  frescura, sensación de alejamiento y amplitud.

Y no es de extrañar la constante utilización de estos colores, puesto que Manuela se define con carácter fuerte, lo que implica diligencia, responsabilidad, meticulosidad, ideas concretas y decisiones firmes.

Seguidora de Voka y su Realismo Espontáneo, es incondicional de los fauvistas, pero no por ello deja de mostrar una clase y distinción  en sus figuras femeninas; bellezas naturales sin artificios. Modelos que ella retrata, y que no intenta idealizar. Las plasma tal cual son.  Es de agradecer que una mujer, pintora además, admire a la mujer en su feminidad, sensualidad y elegancia en la intimidad.

En su obra suele focalizar unas zonas del cuadro, en detrimento de otras, siendo su objetivo la mirada. Utilizando un fondo abstracto, sabe hacer resaltar con gran dominio técnico,  tanto rostros como féminas.

La obra de Manuela Iglesias es una pintura bella, con la proporción debida, fiel reflejo de una técnica muy conocida y destacada, de la que sabe extraer todo un caudal de posibilidades y creatividad. Sus cuadros son un discurso perfectamente novelado, donde sentimiento, emoción, técnica y carácter reflejan una personalidad que observa la vida, y la expresa con ARTE.

Marta Teixidó

Crítico de arte

Miembro de AECA

(Asociación Española de Críticos de Arte)

www.cuadrosdeunaexposicion.es